La cosecha en Los Coros dará 150 mil botellas de tres vinos
El Instituto Nacional de Vitivinicultura
habilitó la bodega que construyen cerca de Beazley. Mañana empieza la
vendimia en 50 hectáreas con uvas Malbec, Syrah y Cabernet Sauvignon.
Por Roberto Vinuesa
Las buenas noticias llegaron por partida doble para Los
Coros. Mañana empieza la vendimia en las cincuenta hectáreas con uvas
Malbec, Syrah y Cabernet Sauvignon cuyo rendimiento darán unas 150 mil
botellas con vino que madurarán en la bodega que construyen y que hace
cuatro días el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) habilitó
formalmente.
Desde el miércoles este establecimiento del Grupo Payné ubicado a 40 kilómetros al oeste de la capital puntana, sobre la ruta 146 antes de Beazley, donde también se hace ganadería de cría, pasó a llamarse Bodega y Viñedo Los Coros.
“Los vinos de esta zona no son mejores ni peores, pero sí distintos a los de otras regiones viníferas del país; con la elaboración artesanal que hicimos el año pasado observamos un vino con cualidades propias de aquí, debido a su entorno de flora y de terruño que son diferentes a las de las zonas conocidas”, dijo Carlos Bourguet, ingeniero agrónomo que asiste técnicamente al viñedo y que condujo a El Diario de la República en su recorrido acompañado de su máximo responsable, Claudio Anzorena.
La finca muestra un paisaje raro para San Luis y más aún para esta zona semiárida, ya que en medio del monte se desarrolla el imponente viñedo, más quince hectáreas con nogales y cuatro con uva de mesa, que este año dieron unos once mil kilos que se vendieron todos al supermercado Aiello.
A Anzorena no sólo lo entusiasma la categoría que adquirió el campo con el reconocimiento oficial del INV y ser a la vez el emprendimiento más grande y audaz de la provincia por las tierras elegidas, sino que van por más: “Tendremos un vivero para vides y nogales para reponer y ampliar la superficie de ambas producciones”.
El emprendimiento se convirtió en referente de una zona impensada para encarar producciones intensivas y agregarle valor en el mismo campo. La iniciativa es del senador nacional Adolfo Rodríguez Saá, quien personalmente el año pasado presenció junto a más de 150 invitados la primera vendimia de volumen, con un rendimiento total de veinte mil kilos de las tres cepas, hoy convertidos en vino todavía sin marca registrada.
Un grupo de operarios trabajaba contra reloj para dejar lista parte de la bodega semienterrada que mañana convertirá los primeros mostos en los flamantes tanques de acero inoxidable.
Bourguet explicó que una vez cosechados en bandejas de 15 a 18 kilos, según la variedad, los racimos salen directo a la bodega, donde ingresan a la despalilladora, previo paso por una cinta transportadora donde dos operarios eliminan hojas y racimos inmaduros.
Por bombas el mosto se almacena en los tanques de acero inoxidable antes de pasar por una serpentina con agua helada (“Intercambiador de vendimia”) que baja su temperatura de 30 a 18-20 grados centígrados.
En los tanques se produce la fermentación que dura de cinco a quince días, según el mosto. Luego, ese caldo en fermentación es prensado para separar los sólidos (hollejo y semilla) del líquido.
“Aquí en Los Coros se logró un muy buen tenor azucarino, la zona produce buen contenido de azúcares, color y taninos y se debe en gran parte a que estas vides tienen un hollejo bastante grueso, desarrollado por la planta para protegerse contra la deshidratación que produce la brisa constante de la zona, una reacción que he visto en otras zonas viníferas con vientos casi constantes”, definió Bourguet.
Esa misma brisa también brinda garantías en la sanidad del viñedo, en especial por las enfermedades riesgosas como la Peronóspora y el Oidio.
Desde el miércoles este establecimiento del Grupo Payné ubicado a 40 kilómetros al oeste de la capital puntana, sobre la ruta 146 antes de Beazley, donde también se hace ganadería de cría, pasó a llamarse Bodega y Viñedo Los Coros.
“Los vinos de esta zona no son mejores ni peores, pero sí distintos a los de otras regiones viníferas del país; con la elaboración artesanal que hicimos el año pasado observamos un vino con cualidades propias de aquí, debido a su entorno de flora y de terruño que son diferentes a las de las zonas conocidas”, dijo Carlos Bourguet, ingeniero agrónomo que asiste técnicamente al viñedo y que condujo a El Diario de la República en su recorrido acompañado de su máximo responsable, Claudio Anzorena.
La finca muestra un paisaje raro para San Luis y más aún para esta zona semiárida, ya que en medio del monte se desarrolla el imponente viñedo, más quince hectáreas con nogales y cuatro con uva de mesa, que este año dieron unos once mil kilos que se vendieron todos al supermercado Aiello.
A Anzorena no sólo lo entusiasma la categoría que adquirió el campo con el reconocimiento oficial del INV y ser a la vez el emprendimiento más grande y audaz de la provincia por las tierras elegidas, sino que van por más: “Tendremos un vivero para vides y nogales para reponer y ampliar la superficie de ambas producciones”.
El emprendimiento se convirtió en referente de una zona impensada para encarar producciones intensivas y agregarle valor en el mismo campo. La iniciativa es del senador nacional Adolfo Rodríguez Saá, quien personalmente el año pasado presenció junto a más de 150 invitados la primera vendimia de volumen, con un rendimiento total de veinte mil kilos de las tres cepas, hoy convertidos en vino todavía sin marca registrada.
Un grupo de operarios trabajaba contra reloj para dejar lista parte de la bodega semienterrada que mañana convertirá los primeros mostos en los flamantes tanques de acero inoxidable.
Bourguet explicó que una vez cosechados en bandejas de 15 a 18 kilos, según la variedad, los racimos salen directo a la bodega, donde ingresan a la despalilladora, previo paso por una cinta transportadora donde dos operarios eliminan hojas y racimos inmaduros.
Por bombas el mosto se almacena en los tanques de acero inoxidable antes de pasar por una serpentina con agua helada (“Intercambiador de vendimia”) que baja su temperatura de 30 a 18-20 grados centígrados.
En los tanques se produce la fermentación que dura de cinco a quince días, según el mosto. Luego, ese caldo en fermentación es prensado para separar los sólidos (hollejo y semilla) del líquido.
“Aquí en Los Coros se logró un muy buen tenor azucarino, la zona produce buen contenido de azúcares, color y taninos y se debe en gran parte a que estas vides tienen un hollejo bastante grueso, desarrollado por la planta para protegerse contra la deshidratación que produce la brisa constante de la zona, una reacción que he visto en otras zonas viníferas con vientos casi constantes”, definió Bourguet.
Esa misma brisa también brinda garantías en la sanidad del viñedo, en especial por las enfermedades riesgosas como la Peronóspora y el Oidio.
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