20 de julio de 2008

SALVAMOS EL SISTEMA REPUBLICANO Y FEDERAL DEL DESPRESTIGIO


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FRACASO DEL REGIMEN FEUDAL.(No dejarlo revivir)
La fuerza del campo se mostró en las calles de Buenos Aires Foto: Fabián Marelli
La madrugada del jueves 17 de julio quedará ligada por siempre a la memoria y a la emoción de la gente de campo. Se vivió un hecho histórico: a las 4.35 el vicepresidente Julio Cobos en forma lenta, suave y titubeante votaba negativamente el proyecto oficial sobre retenciones móviles. "Fue increíble" repetían somnolientos los productores como única explicación a lo ocurrido. Contra todos los pronósticos, el Gobierno fracasaba en su intento de vestir a la resolución 125 con el ropaje de una ley. Lo que no se había logrado en Diputados por apenas siete votos se obtenía ahora con el voto de desempate del vicepresidente de la Nación. Un día antes, la dirigencia rural había logrado convocar a más de 237.000 personas frente al Monumento de los Españoles ganando ampliamente la pulseada de convocatorias con Néstor Kirchner, presidente del Partido Justicialista. Definitivamente el campo dejó de ser un actor de reparto en la vida de la mayoría de los argentinos para convertirse en uno que juega un rol protagónico. Los más de 120 días de conflicto resultaron un curso acelerado de rindes, rotaciones, soja, maíz, carne y leche para los porteños, incluida la presidenta Cristina Kirchner que ahora puede dar "clases" en la materia.
Adquirido este nuevo "status" conviene entonces tomar distancia por un momento del reclamo en sí y de cómo queda en el corto plazo la situación económica de las explotaciones. Así como la biotecnología, la siembra directa y el conocimiento técnico modificaron de cuajo la estructura productiva argentina se hace necesario observar el nuevo fenómeno político y social que protagoniza el campo para no quedar hablando de una realidad que ya no es. ¿Cómo se explica su nueva dimensión política? ¿Qué consecuencias tendrá esta situación en el negocio agropecuario en el mediano plazo? La gran marcha
Vale la pena echarle una mirada al comienzo del conflicto cuando el entonces ministro Martín Lousteau anuncia el 11 de marzo el esquema de retenciones móviles. Porque la protesta del campo no deja de ser también la historia de una marcha, muy larga, que inician unos muy pocos desde un lugar muy lejano y que termina convertida en multitudes que entran un buen día en la gran Ciudad.
La precaria relación entre las cuatro entidades se institucionaliza en la Comisión de Enlace con cuatro presidentes y una sola voz. El paro agropecuario, en el que no se cargaba hacienda para el mercado y se comercializaba granos, deja de ser invisible para el común de la gente cuando los productores comienzan a bloquear las rutas. Se suman los autoconvocados que multiplican por cientos los cortes en todo el país. Muchos de ellos son jóvenes profesionales que con las mujeres establecen con bastante exactitud la nueva cara de los chacareros. Las cámaras de televisión no tardaron en llegar y empiezan a transmitir en directo. En Gualeguaychú, las arengas y declaraciones de un tal Alfredo De Angeli se convierten en puntos de rating.
La marcha sigue y son los intendentes, que ven como colapsan sus pueblos, los que se unen. Más tarde lo harán algunos gobernadores. Suenan también las bocinas y las cacerolas que acompañan el reclamo.
Finalmente, el campo convertido en multitudes llega a las grandes ciudades: Rosario y Buenos Aires.
Ya no es el campo sólo sino el interior en una alianza con las clases medias urbanas.
Claro, se podrá decir que el fenómeno agropecuario tuvo una gran ayuda para políticamente crecer tanto en tan poco tiempo. El catalizador fue, sin lugar a dudas, el matrimonio Kirchner con su lógica de confrontación.
En el enfrentamiento con el Gobierno las cuatro entidades supieron sumar sus fortalezas. Así es como la Federación Agraria (FAA) puso la vocación militante de sus afiliados y su sentido de organización; las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) el despliegue geográfico con sus 300 entidades que cubren todo el territorio nacional; Coninagro superó las dificultades internas que arrastraba y dio un ejemplo de unidad al no sacar nunca los pies del plato y finalmente la Sociedad Rural Argentina (SRA) brindó sus equipos técnicos y la exposición mediática que generalmente la acompaña.
La quinta pata de esta mesa es sin duda De Angeli, convertido en el referente de los autoconvocados, que tuvo la habilidad de un gran comunicador al transformar conceptos económicos en sentimientos. Una nueva etapa
A nadie se le escapa que de ahora en adelante el campo estará sí o sí en las plataformas electorales de todos los partidos políticos. El debate sobre qué piensan y cuál es la política agropecuaria que proponen es hoy casi imposible de eludir.
Prueba de esto es que en estos días de trámite parlamentario se abrió una verdadera caja de Pandora con temas que quedan pendientes de un debate serio. El reclamo que comenzó por plata se abrió ahora en una discusión sobre modelos productivos, federalismo, coparticipación, etc. Asignaturas pendientes que se pusieron finalmente sobre la mesa de discusión.
El aire fresco que trajo el campo a la política se mantendrá en la medida que sepa priorizar el consenso por sobre la confrontación.
Puntualizan que en la relación con el Gobierno el desafío consistirá en encontrar los intereses comunes, mirar el largo plazo y comenzar a cultivar nuevamente las relaciones personales. La polarización constante de las posiciones, las acusaciones y las críticas no son herramientas válidas para la negociación constructiva.
La torta, y más en esta situación internacional, puede crecer y no sólo hay que repartirla. "Lo que uno gana no necesariamente lo tiene que perder el otro", afirman los especialistas en negociación.
Con la negativa del vicepresidente Julio Cobos a la resolución 125 comienza un estado de vigilia entre los productores atentos a la forma en que el Gobierno le dará una respuesta al conflicto.
Cabe consignar que el ánimo es otro y hay un mayor optimismo. La esperanza está depositada en que se establezca una participación mas justa de quien produce y corre los riesgos.
Es que en definitiva la democracia, con el libre juego de sus instituciones, es el mejor reaseguro para el crecimiento de la producción.
Por Félix Sammartino De la Redacción de LA NACION
Reflexiones después de la votación
Las agitadas horas que se vivieron con la dramática votación en el Senado dejaron frases para la reflexión.
"Me parece que empieza una etapa de la historia argentina en la que un vicepresidente sale del ostracismo y del anonimato, porque por tradición fueron relegados, y se consolida la imagen de demócrata, dijo el presidente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi. El dirigente reivindicó la "actitud de Cobos [Julio], como la de los 36 senadores que se animaron a tener una actitud en forma autónoma, en la que no importó de qué signo político eran sino que pensaron en el interior del país, en pacificar, en reconciliar, en reconstruir el consenso.
Por su parte, el diputado Francisco de Narváez sostuvo que "ganó el sentido común, expresado por el señor vicepresidente en un voto histórico. Cristina Fernández de Kirchner tiene la oportunidad histórica de entender que estos últimos 120 días estuvo equivocada".
De Narváez invitó a "`la señora Presidenta a que convoque ya a las entidades del campo y a los diputados para obtener un proyecto conjunto.
En tanto, el titular de la banca de senadores del Frente Para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, declaró: "creo que el vicepresidente le ha hecho un daño muy importante a su gobierno, no entra en la lógica que vote en contra.
Desde Santa Fe, el gobernador Hermes Binner sostuvo que "hay una necesidad de hacer replanteos en función de escuchar al campo y al interior donde se sienten las políticas centralistas que impiden el diálogo con los sectores industriales, financieros y del poder central".
El líder entrerriano, por su parte, Alfredo De Angeli consideró: "acá ganó el país; esperemos que nos pongamos a la altura de las circunstancias

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